La inteligencia artificial podría revertir la desaceleración económica de América Latina
América Latina tiene la necesidad imperiosa de encontrar soluciones sostenibles para la caída de la productividad y el crecimiento económico. La inteligencia artificial (IA) puede parecer un aliado poco probable en la búsqueda de crecimiento sostenible, pero podría ser una parte importante de la respuesta.
La IA puede ser considerada un nuevo factor de producción que ayude a lidiar con la escasez de empleos del futuro y un déficit de productividad crónico en América Latina. Nuestra elaboración y análisis de casos empresariales en la región muestra cómo.
Para poder evaluar el verdadero potencial del impacto que puede tener la IA, desarrollamos un modelo económico creado en función de tres canales principales mediante los cuales se genera valor:
1. Mediante la automatización inteligente, que difiere de forma importante de todas las formas anteriores de automatización debido a que las máquinas de IA pueden aprender y, por lo tanto, realmente mejorar con el tiempo, en lugar de deteriorarse.
2. Mediante el aumento del empleo existente y el capital, lo cual significa que la gente puede ser mucho más productiva cuando obtiene la ayuda de maquinaria, y las maquinarias mismas pueden aprender y mejorar su propio rendimiento sin supervisión humana.
3. Mediante la difusión de la innovación, que refiere a cómo la innovación engendra más innovación, por ejemplo, al fomentar nuevas ideas y modelos empresariales entre negocios adyacentes e industrias en un efecto colateral.
En función de estos tres canales, analizamos cinco economías de América Latina, así como también varios otros países en el mundo, y descubrimos que la IA tiene el potencial de añadir un punto entero de porcentaje a las tasas anuales de crecimiento económico en la región hacia 2035.
¿Puede América Latina ser un importante protagonista de la IA?
América Latina ya toma la IA de forma seria. Tanto los líderes empresariales como los consumidores muestran un fuerte interés por usar las herramientas y capacidades de la IA. Las empresas mineras ya emplean máquinas autónomas en las minas de Perú; los reclutadores recurren a algoritmos de detección de emociones en Chile; y los clientes de bancos, aerolíneas y minoristas en toda la región hablan mediante chatbots. Una encuesta reciente de Accenture descubrió que el 83% de los consumidores de servicios financieros de Brasil confiarían en un asesoramiento bancario completamente generado por una computadora.
Los esfuerzos de América Latina con respecto a la IA también incluyen innovación de vanguardia, donde algunos negocios incluso superan a Silicon Valley. The Not Company, con sede en Chile, utiliza algoritmos de aprendizaje automático para analizar la composición molecular de proteínas animales, conectarlas con las sensaciones humanas relacionadas al sabor y al olor, y luego crear versiones de origen vegetal de productos alimenticios comúnmente de origen animal.
Algunas empresas mundiales han notado el interés de la región por la IA. Por ejemplo, Unilever eligió a Brasil para desarrollar y lanzar un montacargas automático, antes de dar a conocer el producto a centros de producción en todo el mundo. Empresas multinacionales, como las nuestras, establecen cada vez más centros de innovación en América Latina, donde las soluciones de IA, incluido el aprendizaje automático, la inteligencia híbrida y la realidad aumentada, juegan un rol creciente en solucionar problemas de clientes en la vida real.
IA de América Latina, para América Latina
Los pioneros de la IA en América Latina no solo buscan soluciones mundiales, también utilizan la IA para abordar problemas específicos de una región. Chazki, por ejemplo, una empresa novel de logística en Perú, notó que la falta de direcciones postales claras en todo Perú era un gran problema para las empresas de comercio electrónico. Se asociaron con la Universidad San Pablo en Arequipa para crear un robot que aprendiera a coordinar las direcciones de envío y principalmente construir un nuevo mapa postal, que incluya destinos donde no existió ninguna dirección formal previamente. La empresa se ha expandido a Buenos Aires en Argentina, comprobando que este problema prevalece en las periferias de grandes ciudades en toda América Latina.
Muchos de los sectores tradicionalmente importantes en América Latina están listos para recibir ayuda de la IA, en especial en agricultura y productos básicos, el sector público y la manufactura.
En minería, las mejoras en salud y seguridad impulsadas por la IA no son menos importantes que las mejoras en eficiencia. Por ejemplo, la Universidad Nacional de Ingeniería en Perú ha desarrollado un robot automático que detecta fugas de gas peligrosas. Codelco en Chile, el mayor productor de cobre en el mundo, fue un pionero mundial en la adopción de camiones automáticos. Los participantes de la agricultura a gran escala en la región ya utilizan la IA para mejorar drásticamente la velocidad y precisión de sus técnicas de gestión de plantación y cultivo. Raízen, un productor líder de azúcar y etanol en Brasil, anunció recientemente una asociación con la empresa novel brasilera Space Time Analytics para usar la IA con el objetivo de prever, hasta con un año de anticipación, el tamaño de la cosecha de la caña de azúcar.
La magnitud y la variedad de oportunidades en el sector público de América Latina son amplias. En atención médica, por ejemplo, investigadores de la Universidad de São Paulo están desarrollando una tecnología de aprendizaje automático que rápidamente evaluará la probabilidad de que los pacientes sufran de fiebre por dengue, zika o chikungunya cuando llegan a un centro médico. Esto ayudará a los médicos con sobrecarga laboral a saber a qué personas atender primero durante futuros brotes.
La capacidad de la IA de mejorar la eficiencia de capital es fundamental para muchas de las industrias de América Latina sobrecargadas con los altos costos irrecuperables de la maquinaria para fabricación. Ubivis, una empresa novel brasilera, instala sensores y controladores externos en máquinas industriales que generan grandes cantidades de datos. Estos datos introducen procesos de aprendizaje automático que pueden predecir problemas antes de que surjan, ahorrando tiempo de inactividad y desperdicios, sin supervisión humana. La empresa ayuda a clientes en industrias variadas como comercio agrícola, metalurgia y cosmética.
Abriendo camino para un futuro con IA
Por más alentadoras que estas ilustraciones de América Latina sean, no debemos minimizar los desafíos que necesitan ser abordados.
Nuestra investigación revela numerosas deficiencias estructurales que dificultan la capacidad de América Latina de integrar nuevas tecnologías en la economía. Debilidades regionales comunes incluyen la calidad de los sistemas de educación —desde niveles primarios hasta universitarios— y de instituciones de investigación científica, así como también ecosistemas deficientes de innovación e investigación a nivel nacional, regional y mundial. Bajos niveles de fiabilidad y falta de actitud colaboradora dificultan la creación de dicho entorno.
Los desafíos más significativos para la adopción de IA no son diferentes en América Latina con respecto a cualquier otro lugar. Se trata de preparar responsables exhaustivamente para las principales inquietudes intelectuales, tecnológicas, políticas, éticas y sociales que surgirán a medida que la IA se integra en mayor profundidad en nuestras vidas.
Confrontación de realidad humana, social y ética
No hay dudas de que la IA generará una franja de nuevos empleos para los cuales aún no tenemos una definición, y prosperarán nuevas habilidades en áreas como robótica y reconocimiento de patrones. La evidencia muestra que la mayoría de los ejecutivos desea que las máquinas mejoren la efectividad humana y hagan su trabajo más interesante. Las empresas necesitan preparar su fuerza laboral para este futuro de IA, capacitando gente para que trabaje de forma eficiente con máquinas, para que las máquinas prediquen con el ejemplo y se pueda incluso aprender de ellas.
Pero también es cierto que la IA eliminará otros empleos, potencialmente empeorará la desigualdad y debilitará los ingresos para algunas partes de la población. Desde ahora, lo indispensable es que los responsables aborden y prejuzguen de forma proactiva las desventajas de la IA. Por ejemplo, deben identificar los grupos en riesgo de ser afectados desproporcionalmente por el desplazamiento de puestos de trabajo y crear estrategias que se centren en volver a integrarlos a la economía impulsada por la IA.
Prepararse para estas nuevas realidades no solo implica los empleos, también demanda la elaboración cuidadosa de leyes y regulaciones. Por ejemplo, ¿cómo debe un algoritmo de un automóvil sin conductor decidir el valor de la vida de una persona y no de otra? ¿O qué sucede si un robot que analiza los escáneres médicos comete un error? ¿Cómo asignamos responsabilidad? ¿Quién decide sobre los códigos de ética que rigen los algoritmos impredecibles y de autoaprendizaje?
Estas no son preguntas menores, ni para que los líderes de América Latina confronten por sí solos. Demandan un compromiso activo en todos los grupos industriales, en negocios, gobierno y naciones, para desarrollar principios rectores adecuados y códigos de conducta.
Menos propaganda, más pragmatismo
En cierta medida, tanto quienes están a favor como quienes están en contra dicen la verdad. El valor potencial que la IA puede aplicar a las economías y a la sociedad en general es impresionante, desde consecuencias en salud y seguridad, hasta transporte y cambio climático. Sin embargo, los desafíos que se deben superar para alcanzar ese valor son enormes.
Nuestra responsabilidad, como líderes de negocios, gobierno y sociedad civil es presentar un panorama completo y realista de estas oportunidades y desafíos para nuestros ciudadanos y empleados, y prepararlos para su futuro con la IA. La inteligencia artificial puede parecer futurista y distante para muchos, pero ya está aquí, en América Latina, y su impacto en nuestras vidas diarias es inminente. Basémonos en el diálogo desde ciencia ficción hasta planes pragmáticos. FUENTE
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